El reportaje de un estudiante erasmus en Budapest

jueves, 12 de enero de 2012

La noche húngara

Me quedan apenas 10 días en suelo húngaro y he decidido hacer un repaso de algunos aspectos de la vida cotidiana que he omitido durante este tiempo, ya sea por falta de tiempo o por simple descuido. El que vengo a comentar ahora puede ser de gran utilidad para futuros erasmus o incluso para bandadas de voluntarios jóvenes con ganas de pegarse unos días de desmadre en Centroeuropa: la vida nocturna en Budapest.

Para empezar, diré que en esta ciudad se puede salir prácticamente todos los días, siendo los días predilectos para los erasmus: los lunes en Morrison's 1 o 2 (yo prefiero el 2), martes, miércoles o jueves en algunas de las varias fiestas Erasmus que suelen organizar en locales como B7, Living Room, New Orleans, los miércoles en el local underground por excelencia conocido como Corvinteto, y los fines de semana en lugares que más bien podrían recordar a España, como Studio, e incluso puedes escaparte un domingo a tomar algo de tranqui al archiconocido Szimpla, típico lugar para el "rollo - tranqui", aunque luego casi siempre acabes enreao, y el también conocidísimo Kakas, abierto 24 horas.
Ahora especificaré y explicaré al detalle los diferentes subgrupos que podemos encontrar en la noche aquinea:

- Los latinos (italianos, portugueses, españoles, etc.): esta gente solo sale con un objetivo, el de pillar cacho. Se les puede reconocer fácilmente por tener siempre una cerveza o copa en la mano, encontrando la otra mano metida en su bolsillo, actitud ésta acompañada de un repertorio de miradas a las chicas del lugar, de las que hablaremos más tarde. Su posición erguida irá disminuyendo conforme se van acercando a la chica, hasta acabar bailando en la típica postura de cortejo. Cortejo éste que en buena parte de los casos suele acabar en cobra por parte de la susodicha, a no ser que el afortunado haya dado dado con la típica chica Morrison's a la que le acaba de dejar el novio o se acaba de sacar la carrera y está abierta a todo.
Especificar a continuación que siempre he divisado estos encuentros desde la distancia, en el subgrupo latino en el que nos encontramos los erasmus con pareja, los que directamente pasaban de dar el espectáculo o los que si querían ligar, preferían hacerlo en un ambiente más relajado, que nos reuníamos alrededor tronchándonos al observar tan dantescas escenas. Eso sí, a ninguno de los dos subgrupos nos quitan la copa de la mano.

- Los no latinos, es decir, el resto de nacionalidades (ya sean polacos, alemanes, americanos, chinos, etc): digamos que este grupo también se caracteriza por una misión claramente diferenciada: tajarse. No hay más, a la mayoría les da igual lo que pasa a su alrededor, como si quiere haber una manada de húngaras bailando provocativas rodeando su figura, hoy solo hay una cosa en mente y nada le hará cambiar de opinión. Si antes hemos dicho que los latinos siempre llevarán una copa en la mano, aquí podemos encontrar dos, incluso tres por individuo. Cuánto más rápida sea la tajada, mejor.

- Las húngaras: se les reconoce por tener cara de húngara, es decir, ojos comúnmente claros y rostros pálidos, además de por bailar como garzas esquivando minas antipersona. El pelo suele ser rubio, a no ser que se lo hayan teñido. Dentro de este grupo encontramos dos subgrupos: las que pasan del tema y las que esperan la llamada latina, auqnue dentro del segundo subgrupo también podemos encontrar chicas que bailan hasta la eternidad con el italiano de turno. He llegado a fijarme en una chica siendo cortejada cuyo baile con el individuo se ha llegado a alargar hasta el cierre, acabando la danza con un saludo de despedida por parte de la chica húngara y la pertinente cara de póker que se le queda al pobre latino, convencido de que esa sería su noche. La cara puede tornarse aún más pringada si, además, el chico ha recibido un recital de cobras por parte de su presa.
Las chicas húngaras, como norma general, no suelen besar al chico en la primera noche. Habéis leido bien, besar, ya no hablamos de ir al catre, sino de mostrar cierto grado de "cariño" con respecto a su conquistador. Creo que tienen miedo a que la gente que las conozca hablen mal de ellas o algo así, no lo sé, aunque siempre podemos encontrar las que pasan de todo, ya sea de ligar o de la gente que las mire, ya que también he llegado a observar escenas tales como ver a la chica entrando con el chaval al baño estando éste lleno de gente meando, por ejemplo, así que no os desaniméis.

- Los húngaros: se caracterizan por bailar aun peor que las húngaras. Creo que no he visto a ninguna nacionalidad bailar peor que estos asesinos de la coreografía. Otra de sus características es la de salir enfadados de casa, o al menos eso puedo apreciar en sus caras. Yo creo que es por la frustración que sienten de que los que vengan de fuera les quiten a sus mujeres. Algunos de ellos incluso buscan pelea a las más mínima, por lo que en algunos sitios hay que tener algo de cuidado. No quiero decir que todos sean iguales, porque he llegado a abrazarme con húngaros en la discoteca sin motivo aparente, aunque eso no les quitaba la cara de encrespado.

- Los porteros de discoteca: de estos solo diré que ni los miréis más de cuatro segundos a los ojos si queréis seguir disfrutando de la ciudad.

Respecto a la música, la verdad es que me ha gustado más la música que he escuchado aquí a la que suelo escuchar en las discotecas de España, ya que no se limitan solo a "danza kuduro" ni al continuo reggaeton, sino que la música house y electrónica también tiene cabida en cualquier discoteca, no solo en las underground. Y ya no solo este tipo de música, sino que también les puede dar por ponerte algo de rock y todo, quién sabe, depende del dj.

La bebida merece un capítulo aparte.
Para empezar, olvidaos del concepto de botellón que tenemos en España, ya que es eso, lo tenemos en España, aquí hay que cambiarse el chip, a no ser que hayas cometido el error de juntarse solo con españoles en tu estancia aquí, siendo así, quizás sigas haciendo los típicos botellones en el piso. Eso sí, si tienes unos buenos plásticos para hacer hielos, porque lo que es comprar hielos aquí no se pregona demasiado, y como tengas que depender de los hielos que puedes fabricarte en el congelador o te has comprado medio Euroshop (la tienda de los viente duros aquí) en moldes, o vas apañao.
Si, por el contrario, has hecho bien juntándote con varias nacionalidades, comprobarás que este tipo de "botellón" es algo diferente, pudiendo beber en una misma noche vino, cerveza, vodka e incluso algo de whisky, por qué no, ya que en las "reuniones" (eufemismo de fiestas) erasmus que se hacen en los pisos de turno, cada uno suele llevar algo a la fiesta y al final acabas picoteando de todo.
Huelga decir que de botellón en la calle nanai, salir con hipotermia no resulta muy cómodo que digamos, aunque a principios de octubre o así recuerdo haber bebido en la calle, en las escaleras de la Basílica de San Esteban. Eso sí, cerveza, ahora detallaré el por qué.

Hay que mencionar que aquí sale baratísima, ya sea en los supermercados o en los mismos bares. Ayer mismo sin ir más lejos, para ver un partido de fútbol en casa, compré cuatro latas de medio litro por 40 céntimos cada una, y estaba buena y todo. En los bares más de lo mismo, las jarras de medio litro te pueden salir por un euro escaso, y si te vas a una discoteca de más o menos renombre, donde suelen estar más caras, aun así no vas a pagar más de 2 euros. Por esta sencilla razón hay muchos días en los que he salido a base de cervezas y he gastado muy poco dinero, amen de que las copas aquí son una farsa increíble, ya que me he encontrado con camareros que me han llegado a poner un whisky cola sin hielo y sin nada, ¡ala!, ahí lo llevas. Además, tienen unas medidas estipuladas para ponerte la copa, 4 cl de whisky vale tanto y 8 cl vale otro tanto, y eso es lo que te echan con el medidor correspondiente, no más, llegando a pagar por una basura de copa hasta 5 euros, encima echándote el refresco de la tan temida máquina típica que encuentras en sitios como Mcdonalds. Siendo así, resulta comprensible que me haya pedido muy pocas copas en los bares y haya tirado más de la universal birra, que nunca falla.
También me ha dado últimamente por seguir la costumbre portuguesa de mis compañeros de piso y salir muchos días a base de cenar con unas copas de vino y seguir con el vino después de cenar, una muy buena solución también, sobre todo si el vino es medianamente decente.
Si, por el contrario, no quieres que nada te haga cambiar tu costumbre de ron + coca cola en buena compañía, también tienes la opción de comprarte tu botella de Captain Morgan por unos 10 euros, meter la coca cola en el congelador y luego echarle el ron, y hacer una especie de mezcla en la botella que no está del todo mal. Eso fue lo que hice cuando vino a verme mi colega, pero cuando sales tan a menudo no sale muy a cuenta estar tirando siempre de ron y hay que economizar un poco.

Ya tenemos la bebida, hemos escogido el lugar, y ahora tenemos que tener en cuenta que entre semana lo tienes muy chungo para tener fiesta más allá de las cinco de la mañana, ya que aquí la gente parece que tiene el horario un poco cambiado, quedando los nativos para salir a eso de las ocho o nueve de la tarde - noche, cuando tú todavía ni has cenado. Yo he procurado no seguir mucho esta costumbre, pero siempre he intentado llegar al garito a eso de las once o así si quería algo de movimiento, ya que a partir de las tres los sitios empiezan a vaciarse paulatinamente. Pero, como he dicho antes, también hay excepciones, y las discotecas más semejantes a lo nuestro, como la Studio, puede tener gente todavía dentro pasadas las seis de la mañana. Eso sí, teniendo en cuenta que es sábado.
En verano, o al menos cuando la temperatura respeta, tuve la oportunidad de ir a discotecas al aire libre, como por ejemplo la Río, que recordaban más a la noche ibicenca que a otra cosa.

Creo que no me dejo nada, y por mucho que haya escrito esto es tan solo un pequeño resumen, por lo que os recomiendo encarecidamente que salgáis fuera de la frontera y comprobéis cuán diferente puede ser el concepto de diversión en país y en otro. Eso sí, sea como sea, pedid siempre un par de hielos.

martes, 10 de enero de 2012

Crónica del NO viaje a Cracovia

He aquí la historia de como NO planear un viaje, la anécdota de un desaguisado que unirán eternamente a un español y a un portugués, ya que siempre tendrán en la memoria y, si algún dia se vuelven a encontrar, recordarán aquello que les pasó cuando planeaban un viaje a Cracovia un 9 de enero en Budapest.

Todo comienza cuando Miguel, mi compañero de piso, me comenta de hacer un viaje a Cracovia: 25 euros ida y vuelta, unas 5 horas de autobús, de miércoles a sábado, tres noches de hostal que saldría cada una por 5 euros. Vamos, más tirado imposible.
Teníamos pensado comprar los billetes en la misma estación, que nos pillaba a unas cuantas paradas de tranvía y otras tantas de metro, la maldita pereza hizo que prefiriéramos pagarlo por internet, ya que antes habíamos hecho la misma operación y no habíamos tenido ningún problema. Procedemos a hacer el pago, todo muy bien, transacción completada con éxita, me quitan el dinero del banco y Miguel me da su parte en metálico pero notamos que falta algo: los billetes, y es que no nos había llegado nada a ninguno a nuestro correo electrónico.
Pensando que nuestra preocupación era fruto de la impaciencia no le dimos más importancia y volvimos a mirar pasado un rato. Nuestra inquietud aumentó considerablemente cuando pasaron casi dos horas y ni rastro de los billetes, así que decidimos ir hacia la estación a ver qué cojones estaba pasando. Llegamos a la estación y la amable muchacha de ventanilla nos dice que no consta ninguna reserva a nuestro nombre...¿Qué ostias?
Nos habíamos gastado 50 euros entre los dos en los billetes, un dinero totalmente inservible. Por suerte la chica nos dijo que al no haber sido efectuada con éxito la reserva posiblemente ese dinero deba llegarme a mi cuenta de nuevo, a modo de retención bancaria o algo así, algo en lo que aun no acabo de confiar, pero bueno, no me queda otra.

Visto lo visto decidimos volver a casa y esperar al menos un día a ver qué pasaba, y ya mañana ir de nuevo y sacar los billetes en ventanilla, como Dios manda.
Para nuestra sorpresa, el día, desgraciadamente, no había acabado. En Budapest, como norma general, suele haber revisores antes de bajar las escaleras mecánicas para coger el metro, pero hay momentos en los que no hay nadie, eso fue lo que nos sucedió a mi compañero y a mí de vuelta al piso, con la mala suerte de que a la salida sí había revisores. El hecho de que haya revisores a la salida te lo suelen decir por megafonía cuando bajas del vagón de metro, y al escucharlo pensamos en volver a montarnos y bajarnos en la siguiente parada, pero el iluminado de Miguel dijo que tenía tickets usados y que enseñando eso valdría. Aun no sé para qué coño valdrían, porque lo único que conseguimos es que nos cascaran una multa de 25 euros a cada uno, que se pagaban en el momento. Si llego a ir solo a lo mejor le puedo saltar con que voy a sacar dinero y que no llevo nada encima, y así quizás podría haber hecho un "simpa", pero al ir los dos resultaba fácil que nos dijeran que podíamos ir uno de los dos al cajero. Además, amenazaban con que la multa podía ascender al doble de su cuantía si no la podíamos pagar en el momento.

Ya os podéis imaginar el panorama, dos tíos como dos camiones con una cara de pringaos que se nos había quedado después del desastre de tarde volviendo a casa, cabizbajos, muy confundidos, cuestionándonos nuestra mísera suerte y maldiciendo el momento en el que se nos había ocurrido: 1) pagar el billete por Internet, 2) No comprar un puto ticket de metro de un euro.
Ahora tenía 75 euros menos en mi cuenta bancaria, y sí, el dinero posiblemente me lo devuelvan, pero la cosa es que en este momento aun no lo tengo disponible, y contando con que enero es el mes típico en el que vienen todas las facturas, tipo seguro de coche y tal, y que el dinero del viaje lo tenía ya planeadísimo, hemos decidido abortar el viaje, ya que, aunque la semana que viene posiblemente podría hacer el viaje, porque recuperaría ese dinero perdido, pero la cosa es que tengo un examen el jueves 19, por lo que esos días ya sería imposible.

Ahora tengo una espinita clavada, y aunque Cracovia quizás no sea nada del otro mundo, por mis cojones que iré cuando tenga algo de dinero ahorrado, ya sea este año, el que viene o dentro de diez, aunque sea desde Madrid y en avión, pero a cabezón no me gana nadie.

sábado, 7 de enero de 2012

Sigo vivo

Aunque algunos ya estaban incluso festejando que dejara de dar la lata con mi blog, obligados a decir cosas tales como “pues sí, es muy interesante” y derivados, he de anunciar que para nada lo he dejado abandonado. Ha sido algo más de un mes de ausencia de escritura, que no descanso, y es que llevo liado desde prácticamente finales de noviembre con los exámenes, y después ha venido la visita a España (con todo lo que eso conlleva). Es más, aun sigo estudiando, no acabo hasta el próximo día 10. Hasta el momento, de siete asignaturas que tengo matriculadas este primer cuatrimestre aquí llevo aprobadas las cinco de las que me he examinado ya: cuatro sobresalientes y un bien. El próximo lo tengo el lunes 9 y, como ya he dicho, termino el 10.
Tengo que reconocer que lo que me ha llevado a escribir esta entrada ha sido, simplemente, que estoy en el avión volando hacia Budapest con mi nuevo portátil y la batería dura siglos, así que aprovecho y mato el tiempo antes de que el avión me mate a mí (no sé como se me ocurren hacer este tipo de bromas cuando hace pocos minutos teníamos unas turbelancias del carajo).

Para los despistados o, como suele decirse en la tele, los que os acabéis de incorporar al blog, decir que voy a pasar unas dos semanas y algo en Budapest y vuelvo definitivamente a España, así que desde que acabe el día 10 y hasta el 22 que retorno voy a intentar aprovechar mi estancia aquí al máximo, incluso puede que caiga una escapada de finde a Berlín. El resto lo dedicaré a despedidas varias, aun con la pereza que dan estas cosas.
En España poco que contar, reencuentro esperado con mi familia, Laura, amigos, etc., así durante casi un mes, y atiborrándome llenando las reservas con jamón, queso, gambas, pavo...y aprovechando para meter en la maleta algunas sobras, que van a caer a los pocos días, imagino.

Sin más, y viendo que en Budapest me queda poco por ver, puede que la próxima entrada la dedique al viajecito de despedida, cuyo destino favorito hasta el momento es Berlín, aunque no descarto Belgrado o Cracovia, entre otras. O, quién sabe, a lo mejor ni viajo y "me enrean" mis compañeros para exprimir Budapest y despedirnos a lo grande.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Recorriendo Europa III: Praga (2º parte)

Dejamos la narración anterior abandonando la "Ciudad Vieja" y llegando a Malá Strana (Ciudad Pequeña).
Ha pasado ya más de una semana desde que publiqué la otra entrada pero es que ha sido uno de los periodos en los que mas liado he estado con temas de la facultad. Nada menos que tres presentaciones orales, la elaboración de una Unidad Didáctica, dos exámenes que tengo la semana que viene..., demasiado que tuve tiempo para desahogarme contra el frío.

Como iba diciendo, nos encaminábamos hacia Malá Strana, para ello debíamos cruzar alguno de los puentes. El más apropiado para llegar a nuestros próximos destinos era el Puente de Carlos, pasando por debajo de la Torre del Puente de la Ciudad Nueva.



El primer objetivo era subir al Castillo de Praga, una tarea que se hacía algo ardua si nos remontamos a las noches anteriores, donde el descanso había brillado por su ausencia. Aun así, nuestro curioso espíritu viajero tiraban del carro como podían, y el mirar hacia arriba y ver que las cuestas no cesaban no eran motivo para rendirse.




Camino recorrido, mirábamos atrás continuamente para motivarnos.


Y al fin, llegamos.



El motivo de que se vea tanta banderita es porque actualmente es la sede del Presidente de la República Checa. A buen sitio te has ido a vivir majo, aquí los terroristas no llegan por pereza.
Fundado en el siglo IX, originalmente era la residencia de los príncipes y reyes de Bohemia.






El tochaco que se ve detrás es esto, la Catedral de San Vito.


Se trata de una gran muestra de arte gótico, tan "gran" que se puede divisar desde muchos puntos de la ciudad, entre otros desde el Puente de Carlos, desde donde pude tomar aquella bonita foto que podéis ver en la primera parte del relato del viaje.
Esta catedral católica ha sido el escenario de la coronación de todos los reyes de Bohemia.

Otra fotito de la parte trasera:


Ahora tocaba una agradecida bajada, durante la cual pude tomar fotos de la ciudad bajo la niebla.




Nos cruzamos también con una curiosa estatua, la de un niño con la peculiaridad de que su miembro viril recordaba a aquella pluma que toqué que seguía brillando debido a que todo el mundo que pasaba por allí la tocaba. Por nuestra parte decidimos ahorrárnoslo y confiar en que por allí siga pasando mucha gente que le dé brillo, pero que por nosotros no iba a ser.



El camino indicaba que llegaríamos a un lugar de peregrinaje mariano, Loreta, con la copia de la "Santa Casa" y la Iglesia del Nacimiento de Nuestro Señor. Uff, la verdad es que leído así da un poco de "cosica", por eso mismo decidimos no pararnos mucho, ya que estábamos rodeados con un toque incluso de intimidación mariana. Aun así dejo una fotito:


Se puede divisar incluso algún que otro fiel pululando por allí.

Ya sea por casualidad o por ahorrar distancia los fieles de la antigüedad, encontramos bastante cerca el Monasterio de Strahov, de unos diez siglos de antigüedad. Aquí podemos encontrar también, por ejemplo, la Facultad de Teología y Filosofía de Praga. Me imagino a los pobres futuros curas Erasmus que estén por aquí subiendo y bajando cuestas y la verdad es que se han ganado más que ninguno su lugar en la Iglesia.




Aquí una vista de una placita por la que pasamos bajando. Me encantó Praga.


No podemos dejar en el olvido que Praga también tiene su Ópera, no iba a ser menos.


Y su sinagoga, no tan espectacular como la de Budapest pero bueno, también tiene su cosilla. Esta Sinagoga gótica es la más antigua y la mejor conservada de Europa Central según dicen.



Y ahora, sin más que contar por tierras checas, aparte de que tengo en el bolsillo de las monedas de la cartera una mezcla entre coronas, florines y euros que cuando voy a pagar el típico kebab de vuelta de fiesta no sé ya ni lo que darle al simpático dependiente, dejo unas fotillos, algunas repetidas, pero de esa Praga soleada que tanto se hizo esperar. ¡Hasta la próxima!





Por cierto, para los amantes del destino y estos esoterismos, justamente en el edificio de al lado del piso encontramos esto:


Con unos arcos y un diseño que recuerda un poco a lo que encontramos en la Mezquita de CÓRDOBA, y en el piso nos alojamos dos cordobeses después de deambular por toda la ciudad como dos tontos...¿Destino? ¿Serendipia?

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sin ver el sol

Antes de comentar la 2º parte del viaje a Praga, no puedo evitar publicar esta entrada intercalada, lo que voy a escribir me sale del alma, hoy es uno de esos días:

Salgo a la calle, un día más, Avenida Erzsébet, o Erzsébet Korút como dirían por aquí, prácticamente casi en el centro de la ciudad.
La verdad es que lo tengo todo al lado, es un privilegio vivir en el centro de la capital del país, y solo por 160 euros la mes, que más vas a pedir. Bueno, la verdad es que en estos momentos sí que hay que llevo echando unos días de menos, una sensación que tenía interiorizada y que quizás por ello no lo apreciaba como se merecía, no hablo de otra cosa que salir al mediodía de tu casa y que un rayo incesante, aunque sea para cegarte y recordarte que tenías que haber cogido las gafas de sol, aparezca en lo más alto.
Nuestro querido astro rey.
Con unas temperaturas que llevan sin subir de 0 grados desde hace dos días y el cielo sigue nublado, cuando la noche cerrada llega a las 16:00, cuando cuando olvidas los guantes y tienes que volver a tu casa por ellos, cuando llegas a tu casa y tus compañeros no ponen la calefacción porque dicen que gasta mucho, lo mejor es que te lo dicen con el gorro y la bufanda puestos (dato verídico y echaría fotos para tener pruebas textuales pero resultaría un poco violento). Me cago en la hostia compis, si les he tenido que decir que yo les pago algo más de porcentaje en la próxima factura y todo, pero que no la quiten en todo el día, porque ahora mismo estoy escribiendo esto con las manos heladas. Y no es que sean precisamente de Finlandia, que son portugueses, así que no entiendo nada.

Conozco a gente a la que esto le hace ilusión, o gente que desde España me dicen que "qué guay, tiene que ser curioso vivir eso", hombre, curioso es, para qué nos vamos a engañar.


¿Qué curioso eh?

Como iba diciendo, hay gente que valora positivamente esta experiencia, no seré yo el que diga que no, porque en el fondo está bien vivir algo así en tu propia piel, tener una curiosa historia que contar a las próximas generaciones. Decir, "sí, ahí estuve yo sufriendo el crudo invierno en mis carnes". Si en realidad esto lo estoy escribiendo medio sonriendo y todo e incluso con algo de nostalgia porque estoy viendo que me voy a ir de aquí y no voy a experimentar eso de escurrirme en la nieva
e como buen cateto que se precie, porque hace frío "do caralho", como dirían mis compis, pero llevo aquí un tiempo considerable ya y no he visto caer una gota, ni de agua ni de nieve.
Me estoy yendo por las ramas, yo venía a decir algo muy simple: echo de menos el sol.
Sí, soy algo repetitivo, pero ya os digo, lo echo de menos.
Hoy he ido a almorzar a un restaurante español del que ya hablaré en una próxima entrada, y la verdad, todo lo que he vivido dentro era español al máximo: salmorejito, unas bravas, rabo de toro incluso, pero en cuanto das el primer paso en el exterior vuelves a la cruda realidad. Manos al bolsillo, cabeza gacha y vaho constante, el crudo OTOÑO. No me quiero imaginar cómo será el invierno.

Niebla constante, cielo gris, el paisaje perfecto para un depresivo. Menos mal que al menos soy feliz, como me deje la novia y se me muera el gato no voy a poder evitar echarme a llorar cada vez que mire al horizonte.
Ya experimentar un paisaje similar en Praga, como se puede apreciar en las fotos, pero era algo que contaba como anecdótico, para reir desde la distancia, pero ahora me está tocando vivirlo a diario.

Hay gente que cuando puede pensar que soy un delicado, que me sacan de España y ya estoy deseando volver, que esto era algo que ya sabía, que aquí iba a hacer un frío de la leche. Pues no, yo nunca había experimentado algo así, un contexto tal que éste me afecta demasiado. Llevo en invierno desde mediados de octubre, ahora más que nunca agradezco ese billete que me acabo de comprar para volver a España el 14 de diciembre. Un billete que tendrá vuelta, ya que en enero tengo que volver a hacer cuatro exámenes, así que estaré aqui de nuevo durante unas dos semanas, y llegará mi vuelta definita a mi querida Andalucía.

Con esto no quiere decir que no esté bien aquí ni mucho menos en el resto de aspectos de mi vida, me lo sigo pasando de lujo cada vez que salgo, he conocido a gente que merece mucho la pena pero que sintiéndolo mucho voy a dejar de ver en unas semanas, me están felicitando los profesores en todas las exposiciones que estoy haciendo, estoy en uno de mis mejores momentos con Laura aunque estemos distanciados, con la familia de maravilla, etc. Pero, coño, hace mucho frío.

Sin más, estoy pasando los peores días desde que llegué aquí en lo que a clima se refiere, y lo peor es que no tiene pinta de cambiar en muuuchos días. Así que no me queda otra que abrigarme bien, caminar lo más recto posible e incluso, a unas malas, aficionarme al Vodka.

Un frío abrazo.



Y eso que todavía no estamos así...

viernes, 18 de noviembre de 2011

Recorriendo Europa III: Praga (1º parte)

Después de levantarnos casi de noche al día siguiente, no porque nos despertáramos a horas intempestivas, sino porque a a las 16:00 ya es casi noche cerrada, decidimos ir a comer algo y empezar realmente lo que iba a ser la ruta turística. Dicho esto, nuestra única oportunidad de ver Praga de día era pegarnos el madrugón al día siguiente, ya que nuestro tren salía a las 15:30, pero de esto ya hablaremos que también tiene su miga.

Con mapa en mano como perfectos catetos, nada más salir del piso empezamos a ver por qué le dicen a esta ciudad la "ciudad de las cien torres".





Ésta en concreto es la Torre de Pólvora, de construcción gótica como todo o casi todo aquí. De 65 metros de altura, durante la Edad fue una de las puertas de la ciudad. También llegó a ser el punto de inicio del Camino Real, el trayecto que seguían los reyes bohemios en la ceremonia de coronación, atravesando distintos puntos de la ciudad de los que hablaremos a continuación, como el Puente Carlos, y que terminaba en el Castillo.

Justo al lado de la Torre de Pólvora encontramos la Casa Municipal, en la Plaza de la República, edificio secesionista de principios del S.XX. En una de sus monumentales salas tiene lugar el festival internacional de música, La Primavera de Praga, además de organizarse allí muchos otros conciertos y destacadas actividades culturales.
De este edificio solo tengo fotos de día, así que, aun a riesgo de romper el hilo temporal de la narración, no me queda otra.



Continuamos hacia uno de los enclaves turísticos más concurridos de la ciudad, la Plaza de la Ciudad Vieja, donde nos encontramos con una panorámica espectacular, teniendo como elementos más destacados el Templo de la Madre de Dios de Tyn y el Ayuntamiento, con su famoso reloj astronómico.



Fundado a mediados del S.XIV, en la torre encontramos un reloj astronómico de principios del S.XV, en cuya parte superior, al dar las horas, aparecen entre las 9 y las 21 los doce apóstoles. En la parte inferior encontramos doce medallones con signos del zodiaco.





El Templo de la Madre de Dios de Tyn es una de las construcciones más destacadass de la capital checa, también gótica. El nombre Tyn viene de la antigua palabra checa "Otýnný", que significa acorralado, y se refiere al patio en que fue construida la iglesia, patio éste que servía como posada a los mercaderes que pasaban por la ciudad y que también funcionó como aduana y mercado.




Sin más, el camino continuaba hacia el Puente de Carlos, uno de los símbolos de Praga. La verdad es que entre la niebla que empezaba a hacer aparición por el río y la noche cerrada, además de la escasa iluminación del puente, no permitieron tomar buenas fotos ese día.

Entrada al puente desde la Torre de la Ciudad Vieja:


Torre de la Ciudad Pequeña, al otro extremo:


Puente de Carlos.


Ambos lados del puente estaban poblados de diversas estatuas, un total de treinta.


Al día siguiente sucedió todo lo contrario, el paisaje en este mismo lugar era espectacular. Me ahorraré la historia de cómo pudimos empezar la ruta a las 9 de la mañana, resumiré diciendo que directamente no dormimos, y nos ahorramos el descanso para el trayecto en el tren.

Esta foto está tomada después de la niebla con la que amanecimos, es mi preferida, me recuerda mucho a la vista de La Mezquita de Córdoba desde el Puente Romano:


Curiosa foto de otra de las estatuas. Decir que la paloma no forma parte del monumento.


Con la niebla el paisaje era algo diferente como se puede apreciar:



Ribera del río, a lo Amsterdam:


Fundado por Carlos IV en 1357, el Puente de Carlos tiene más de 500 metros de largo y 10 de ancho. Antiguamente sirvó para el paso de carruajes y tenía cuatro carriles, pero actualmente el puente es peatonal. Como ya hemos dicho, el Puente es uno de los símbolos de la ciudad, podría decirse que el monumento más famoso.

Ahora viene la foto curiosa de la jornada:


Os preguntaréis qué tiene de curioso la foto aparte de la cara de empanao que tengo. Pues bien, resulta que en el lugar desde donde fue arrojado al agua San Juan Nepomuceno se encuentra su estatua, que es la que yo estoy tocando, y también se dice que quien pide un deseo poniendo la mano izquierda en la representación de su martirio (lo que yo estoy tocando), éste le será concedido. Ahora bien, yo no me acordaba de este dato y la estoy tocando con la mano derecha, así que la paz en el mundo tendrá que esperar.

Antes de continuar con la historia, se hace obligada una mención al frío que padecimos aquella mañana. Para muestra un botón, por si no se había reflejado lo suficiente en las fotos anteriores:




Decir que no me había puesto gorro en mi vida, y aquel día no me lo quité hasta que llegué al tren.

Superado este lance, seguimos el camino hacia Malá Strana, lo que se conoce como "Ciudad Pequeña", abandonando así la parte de la ciudad que hemos recorrido, correspondiente a la "Ciudad Vieja", excursión ésta que contaré en la 2º parte, ya que, aparte de que este finde estoy cargadito de trabajos para la facultad, no me gustan las entradas demasiado largas.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Recorriendo Europa III: Praga (Prólogo)

Aprovechando la visita de un gran amigo, decidí planear otro gran viaje, esta vez a una de las capitales con más encanto del continente europeo, Praga.
Volví a comprobar las facilidades que ofrece el enclave tan privilegiado donde se encuentra Budapest para viajar, aunque en esta ocasión el viaje fue algo más largo, siete horas de tren, las cuales no se hicieron para nada pesadas, ya que nos pasamos prácticamente todo el viaje durmiendo, apropiándonos de uno de los camarotes que tenía el tren con tres asientos a cada lado para desplegar las patorras a nuestras anchas. De no ser por las tres o cuatro visitas que hicieron los revisores durante el viaje habríamos dormido del tirón, y es que la noche anterior estuvo algo movidita.

Salimos a las 9:25 y a las 16:30 llegamos a suelo checo. Con más frio que en la jura de bandera del Yeti nos dispusimos a buscar el hostel en el que habíamos hecho la reserva, Hostel Lipa, donde no os recomiendo, sino que os aconsejo vehemente que no hagáis ni el intento de buscarlo en Internet, ya que resulta que, simplemente, NO EXISTE. No tardamos demasiado en llegar desde la estación al punto del mapa donde se suponía que estaba el hostal, pero por mucho que preguntamos y por mucho que dimos vueltas por la zona no encontrábamos ni rastro del hostal.
Comprobamos realmente que el hostal no existía cuando preguntamos a un taxista si sabía donde estaba y sacó un tochaco de guía de hoteles en cuya lista ese tal Lipa no se encontraba.
Un poco desconcertados y después de haber perdido el dinero de la reserva, apenas cinco euros, decidimos ponernos en marcha en la búsqueda de un sitio donde dormir. Eran las cinco de la tarde y teníamos tiempo de sobra, pero esto suponía empezar a perder tiempo de visita turística.
Después de algo más de tres horas de búsqueda y de preguntas, donde encontramos sitios en hoteles pero que se salían del presupuesto, tuvimos la suerte de encontrar un pequeño apartamento, con la calefacción a tope, baño, cocina, más de dos camas, y por unos 40 euros la noche entre los dos. Decir que en ese pisito cabían mínimo cuatro personas, por lo que si algún interesado en visitar la ciudad está leyendo esto, que no dude en dejarme un comentario y contactar conmigo.

Lo mejor del piso, sin duda, era la habitación cuya puerta se encontraba en la cocina:



Con la tonterían eran las nueve y media de la noche y no habíamos visto nada, por lo planeamos ducharnos tranquilamente, cenar y beber algo, y mientras ibamos bebiendo y tal íbamos visitando el centro de la ciudad por la noche, ya que el garito donde nos dirigíamos a probar la fiesta praguense se encontraba cerca del casco histórico. El lugar se llama Karlovy Lazne, y se trata de la discoteca más grande de Centroeuropa. Nada menos que cinco plantas donde prácticamente se encuentran todos los estilos de "música fiestera", desde el típico dance o house, pasando por hip hop o incluso una planta dedicada a música ochentera.



Desgraciadamente, entre que nos parábamos en tal o cual sitio y con la medio tajada apenas vimos nada ni hicimos fotos tampoco, el viaje en lo que a turismo se refiere parecía no prometer, eso sí, de ese desaguisado de día sí que puedo dejar una foto:



Eran las tantas de la mañana cuando volvíamos a casa, y en esa sufrida travesía, donde el termómetro bajaba algunos grados de cero, empezamos a planificar, todo lo seriamente que se puede planificar algo a esas intempestivas horas, lo que sería el primer día de turismo y de fotografía por la capital checa.

Afortundamente, teníamos dos noches reservadas, por lo que el viaje solo acababa de empezar y aun teníamos muchísimas cosas que ver, lo que contaré en la 2º parte de la crónica.



Mi chaquetón azul, que ya se está convirtiendo en mi mítico chaquetón erasmus. Saludos desde el Puente de Carlos.