Quizás no todo el mundo se sienta identificado con esta entrada, pero sé que aunque no sea exactamente igual, la mayoría de los que me estáis leyendo os habéis enfrentado a algo parecido a lo largo de vuestra más o menos corta o larga vida.
Se trata del tema sentimental, y es que cuando llegue el día de coger el vuelo hacia la reina del Danubio, dejaré en España una relación de medio año de duración. Se trata de mi primera relación "seria" en 21 años de edad, nunca antes había mencionado a ninguna chica como "novia" más o menos seria, solo con 16 años tuve lo más parecido a una relación que puedo recordar, pero la cosa duró apenas 3 o 4 meses, y era la típica relación de la ESO, como quien dice.
Ahora la cosa es muy diferente, tengo 21 años y estoy en 2º de carrera. Considero que tengo la cabeza amueblada y sé perfectamente lo que quiero en cada momento de mi vida, por eso sé también que esta chica posiblemente pueda ser la mujer de mi vida, aunque me arriesgue muchísimo afirmando tal cosa, y más cuando me están leyendo otras chicas, jejeje.
Bromas aparte, el problema es más serio de lo que parece, aunque no lo parezca por la manera en la que lo estoy planteando.
He pasado, posiblemente, los mejores meses de mi vida. He conocido a la mejor chica que he podido conocer jamás. Prácticamente vivíamos juntos, ya que hemos dormido todas o casi todas las noches juntos y hacíamos vida juntos, y, por si fuera poco, vamos a la misma clase.
Ahora el cambio va a ser bastante fuerte, de la noche a la mañana me voy a otro país y voy a estar sin verla durante periodos de 2 meses, ya que hemos hablado y posiblemente ella venga a verme 2 veces y yo venga a España otras dos. Lo esquematizo:
31 de agosto (me voy) - finales de octubre (viene ella) - navidad (voy yo) - después de los exámenes de febrero (viene ella) - semana santa (voy yo)
El problema es que ahora todo parece muy bonito, pero ya están viniendo las primeras "mini discusiones" por este tema. Yo no paro de recordar que me voy en menos de 3 meses, algo que a ella no le gusta un pelo, pero no puedo evitarlo. Yo sé que ella se alegra por mí y tal, pero sé lo mucho que le duele que me vaya, y para más inri, me voy un día después de su cumpleaños, tócate los cojones, Mariloles.
Pero bueno, estas discusiones son típicas de la tensión del momento, de que los dos no paramos de pensar en que el día se acerca, y nos queremos demasiado como para vernos obligados a pensar en eso. No hay que darle más importancia de la que tiene. Tenemos que intentar pensar lo menos posible e intentar aprovechar en la medida de lo posible el verano, aunque el tema de que yo esté trabajando en verano la verdad es que no ayuda demasiado.
Si escribo esto es porque espero que haya futuros estudiantes erasmus leyendo este blog, y puede que más de uno se encuentre en la misma disyuntiva en la que me encontré yo hace unas semanas: me voy, me quedo...
Decidí irme (sí, ya sé que resulta obvio). Lo decidí por varios motivos, entre los que se encuentran, por ejemplo, que antes de conocerla este era uno de mis sueños, la beca la pedí unas semanas antes de conocerla. Sé que si me quiere de verdad, por mucho que le pueda doler, le gusta verme tan ilusionado y feliz, y también sé que si es de verdad "la definitiva", esta relación puede superar cualquier obstáculo que se ponga por delante. Por eso recomiendo a todo aquel que se encuentre en mi situación que no se lo piense, que si una relación tiene que terminar va a terminar, ya sea estando a miles de kilómetros o viviendo en la misma casa, si esa relación no es próspera no va a ser próspera en ningún sitio.
Respecto la de la distancia, a nosotros nos ha venido ahora, como también nos puede venir cuando acabemos la carrera (que nos salga un trabajo en otra ciudad o algo así), o cualquier cosa por el estilo. Por eso no hay que temer a ningún kilómetro, a ningún avión, a ningún país...en mi opinión todo se supera, si de verdad la relación va a alguna parte. En mi caso me duele más porque el contraste es mayor, no es que viera a mi novia unos ratos al día o cada dos o tres días, sino que se podría decir que vivía con ella, y por eso es que a veces lo veo todo tan complicado, tan negro. Por mi parte creo plenamente en esta relación, confío en que los dos meses que estemos sin vernos se pasen lo más rápido posible y que el skype no de demasiados problemas.
La distancia llega, pero también se va, y cuando todo acaba y todo sigue como antes, la relación será indestructible, porque se habrá reforzado con una fuerza descomunal. Si superamos algo así podemos superar cualquier cosa.
A los que me conocen bien, quizás les resulte raro verme hablar en este registro tan acaramelado, pero es lo que hay, me he enamorado y hay que apechugar. Nadie elige cuando se enamora, yo tampoco lo he elegido, pero nunca estaré tan agradecido de verme así. ¡Bendita locura!
También conozco casos bastante cercanos en los que la distancia ha hecho auténtica mella y lo que en un principio parecía amor verdadero e ilusión infinita se ha convertido en llanto. Como he dicho antes, quizás esas cosas pasen porque "no es la definitiva", o la "correcta", y que cuando llegue la verdadera estas cosas no supondrán ningún quebradero de cabeza. Por mi parte espero que esto nunca se convierta en sufrimiento, y que el único tormento que me encuentre sea el contar los minutos y segundos para volver a verla.
Szeretlek! (¡te quiero!)
Tú a disfrutar lo que puedas y luego ya tendrás tiempo de hacer balance, que la vida da muchas vueltas.
ResponderEliminarPara tranquilizar a tu "mujercita", decir que las húngaras son muy feas y les canta el aliento, no temas.
En serio, la distancia es jodia, pero si los dos confiáis lo suficiente en el uno y otro, todo irá bien.