El reportaje de un estudiante erasmus en Budapest

martes, 10 de enero de 2012

Crónica del NO viaje a Cracovia

He aquí la historia de como NO planear un viaje, la anécdota de un desaguisado que unirán eternamente a un español y a un portugués, ya que siempre tendrán en la memoria y, si algún dia se vuelven a encontrar, recordarán aquello que les pasó cuando planeaban un viaje a Cracovia un 9 de enero en Budapest.

Todo comienza cuando Miguel, mi compañero de piso, me comenta de hacer un viaje a Cracovia: 25 euros ida y vuelta, unas 5 horas de autobús, de miércoles a sábado, tres noches de hostal que saldría cada una por 5 euros. Vamos, más tirado imposible.
Teníamos pensado comprar los billetes en la misma estación, que nos pillaba a unas cuantas paradas de tranvía y otras tantas de metro, la maldita pereza hizo que prefiriéramos pagarlo por internet, ya que antes habíamos hecho la misma operación y no habíamos tenido ningún problema. Procedemos a hacer el pago, todo muy bien, transacción completada con éxita, me quitan el dinero del banco y Miguel me da su parte en metálico pero notamos que falta algo: los billetes, y es que no nos había llegado nada a ninguno a nuestro correo electrónico.
Pensando que nuestra preocupación era fruto de la impaciencia no le dimos más importancia y volvimos a mirar pasado un rato. Nuestra inquietud aumentó considerablemente cuando pasaron casi dos horas y ni rastro de los billetes, así que decidimos ir hacia la estación a ver qué cojones estaba pasando. Llegamos a la estación y la amable muchacha de ventanilla nos dice que no consta ninguna reserva a nuestro nombre...¿Qué ostias?
Nos habíamos gastado 50 euros entre los dos en los billetes, un dinero totalmente inservible. Por suerte la chica nos dijo que al no haber sido efectuada con éxito la reserva posiblemente ese dinero deba llegarme a mi cuenta de nuevo, a modo de retención bancaria o algo así, algo en lo que aun no acabo de confiar, pero bueno, no me queda otra.

Visto lo visto decidimos volver a casa y esperar al menos un día a ver qué pasaba, y ya mañana ir de nuevo y sacar los billetes en ventanilla, como Dios manda.
Para nuestra sorpresa, el día, desgraciadamente, no había acabado. En Budapest, como norma general, suele haber revisores antes de bajar las escaleras mecánicas para coger el metro, pero hay momentos en los que no hay nadie, eso fue lo que nos sucedió a mi compañero y a mí de vuelta al piso, con la mala suerte de que a la salida sí había revisores. El hecho de que haya revisores a la salida te lo suelen decir por megafonía cuando bajas del vagón de metro, y al escucharlo pensamos en volver a montarnos y bajarnos en la siguiente parada, pero el iluminado de Miguel dijo que tenía tickets usados y que enseñando eso valdría. Aun no sé para qué coño valdrían, porque lo único que conseguimos es que nos cascaran una multa de 25 euros a cada uno, que se pagaban en el momento. Si llego a ir solo a lo mejor le puedo saltar con que voy a sacar dinero y que no llevo nada encima, y así quizás podría haber hecho un "simpa", pero al ir los dos resultaba fácil que nos dijeran que podíamos ir uno de los dos al cajero. Además, amenazaban con que la multa podía ascender al doble de su cuantía si no la podíamos pagar en el momento.

Ya os podéis imaginar el panorama, dos tíos como dos camiones con una cara de pringaos que se nos había quedado después del desastre de tarde volviendo a casa, cabizbajos, muy confundidos, cuestionándonos nuestra mísera suerte y maldiciendo el momento en el que se nos había ocurrido: 1) pagar el billete por Internet, 2) No comprar un puto ticket de metro de un euro.
Ahora tenía 75 euros menos en mi cuenta bancaria, y sí, el dinero posiblemente me lo devuelvan, pero la cosa es que en este momento aun no lo tengo disponible, y contando con que enero es el mes típico en el que vienen todas las facturas, tipo seguro de coche y tal, y que el dinero del viaje lo tenía ya planeadísimo, hemos decidido abortar el viaje, ya que, aunque la semana que viene posiblemente podría hacer el viaje, porque recuperaría ese dinero perdido, pero la cosa es que tengo un examen el jueves 19, por lo que esos días ya sería imposible.

Ahora tengo una espinita clavada, y aunque Cracovia quizás no sea nada del otro mundo, por mis cojones que iré cuando tenga algo de dinero ahorrado, ya sea este año, el que viene o dentro de diez, aunque sea desde Madrid y en avión, pero a cabezón no me gana nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario