Homenajeando a las crónicas de Colón o a los libros de viajes de Cela, y para dar un poco de originalidad al asunto, voy a relatar la visita a modo de historieta:
El grupo se veía obligado a realizar uno de esos madrugones que quizás hacía años que no se veía obligado a hacer. Es más, no recuerdo la última vez que tuve que despertarme a las 6:30 de la mañana, creo que sería en uno de esos típicos viajes a la playa organizados por la típica asociación de vecinos: "viaje ida y vuelta a Matalascañas, salida a las 07:00 y vuelta a las 19:30", con nevera azul en mano y cesta de anea.
Los componentes de tan valiente expedición se encontraron a las 7:15 en la puerta de la estación para coger el tren, que salía a las 7:30. La mala fortuna (o un mal despertador, quién sabe) quiso que dos de las componentes se quedan en tierra, viendo ante sus propias narices como el tren comenzaba a moverse. Si no pasaba algo de esto es que no eran realmente españoles.
Después de un viaje a una velocidad que ni el AVE, donde recorrieron 200 km en 2 HORAS Y MEDIA, llegaron a la capital eslovaca a las 10. Preguntando se llega a Roma, y así averiguaron que había que coger el 13 para ir de la estación al centro. Allí empezaban a descubrir la avanzada infraestructura eslovaca.
Creo que tienen como costumbre en esta ciudad que los trenes, tranvías y tal, cuanto más lento, mejor.
La expedición española llegaba al centro de la ciudad. Una vez allí, el objetivo era encontrar la oficina de turismo para apropiarse sin piedad de mapas de la ciudad. Esto facilitó mucho las cosas, ya que venía prácticamente todo lo que había que visitar, con algunas fotos incluídas.
Comenzaba la ruta, no sin antes hacer la más tempranera de las paradas para ver qué tal se desayunaba por aquí. A mitad de desayuno aparecieron al fondo una especie de monjes tibetanos, budistas, o vete tu a saber, cuyos cánticos y tambores se escuchaban de lejos. La mañana comenzaba con alegría:

Después del desayuno comenzó la ruta.
En los alrededores del bar donde tuvo lugar el desayuno ya empezaban a aparecer las "cosas que ver".
A la derecha de la foto podemos observar una parte de la fachada del Ayuntamiento Antiguo de Budapest, complejo de edicios de diferentes estilos y periodos, donde se encuentra el gobierno de la Ciudad, encabezado por el alcalde.
Frente al Ayuntamiento encontramos el Palacio del Primado, uno de los tesoros de la arquitectura clásica. Aquí los emperadores de Francia y de Austria firmaron la Paz de Presporok, después de la batalla de Austrelitz, considerada por muchos como el mayor triunfo militar de Napoleón.
Aquí vemos, a la derecha, una componente de la expedición y, en el centro, un simpático señor asiático posando con las dos estatuas, la real y la humana. Se trata del "Man at work" (Hombre trabajando), una estatua en honor a un conocido personaje de Budapest que trabajaba en los subterráneos de la ciudad, y que tuvo la mala fortuna de ser atropellado en más de una ocasión a la salida de esa misma alcantarilla. Curiosa manera de ganarse la fama eterna.
En primera posición de las cosas dignas de ver en Bratislava, según la guía turística, encontraron el Castillo de Bratislava, por lo que se dispusieron a caminar colina arriba, tomando algunas fotos por el camino:
Hasta ahí tenían que subir:
Comenzaba la ascensión:

Al fondo se puede observar la denominada "Bratislava comunista", un complejo de edificios que antiguamente servían de residencia a los trabajadores, que no solían tener vivienda fija, sino que depende del día los mandaban a dormir a un piso u otro.
Un poquito más cerca...
El grupo de españolitos se sentía exhausto al terminar la ascensión, algo que no mermó los ánimos de nuestros valientes amigos, aunque viera que les quedaba día por delante y muchas cosas por ver. Y es que, como dijo Cervantes en El Quijote: "Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible".
Algunas fotos desde la parte superior:
El Danubio a su paso por Bratislava.
Una de las cuatro torres del castillo. Estas cuatro torres están considerada símbolo de la ciudad:
Busto de Alexander Dubcek, uno de los políticos eslovacos más significativos que juega un papel clave dentro de la historia de la ya desaparecida Checoslovaquia.
El Castillo vivió su época dorada en el siglo XVIII, cuando en él residía de vez en cuando Maria Teresa de Hamburgo, como Reina de Hungría.
En la colina de Castillo han vivido los celtas y más tarde los romanos. Los eslavos también se dieron cuenta de lo estratégico de este emplazamiento y también se asentaron aquí.
Momento romántico de la mañana:
Después de disfrutar del paisaje, la expedición tomó aire, recuperó fuerzas y se dispuso a descender la colina, dirigiéndose al próximo destino: el casco antiguo.
Por el camino iban encontrándose cosas que les iban llamando la atención, como, por ejemplo, que en Bratislava también hay tradición operística, y aunque no sea tan emblemático como el edificio de la Ópera de Budapest, también es digno de admiración, y se le da un aire.
Empezaron a callejear para adentrarse un poco más en el casco histórico.
Llegaron a una placita que ejemplifica en una imagen la esencia de Bratislava de ciudad tranquila y con encanto.

Siguieron hasta uno de los siguientes puntos en el mapa: La puerta de Michael, puerta gótica del S.XIV. La torre es la sede del Museo de Armas.
Justo debajo de la torre hay algo que llama la atención, es una circunferencia donde aparece la distancia a diversas ciudades del planeta. En la foto apenas se aprecia. A Madrid aparecía unos 1800 y algo.
Llegaba el momento de volver a probar un poco de bocado, por lo que el grupo buscó por una de las principales un lugar bueno, bonito y barato para almorzar. Algunos decidieron atreverse con algo típico, mientras que otros se fueron directos a por el filete con patatas, algo que nunca falla, ya estemos aquí o en Obradoiro.
La comida estuvo acompañada en todo momento por un arpista (que toca el arpa) bastante bueno, que amenizó el almuerzo con versiones de éxitos actuales para su instrumento. Un crack:
A punto estuvieron de entrar aquí. Pueden respirar aliviados los antitaurinos.
La ruta seguía hacia la choza del Presidente de Eslovaquia, Ivan Gašparovič. Por el camino el grupo aprovechó para echar algunas fotos, por ejemplo, de una preciosa vista del Castillo de la ciudad.
Aquí tenemos la residencia del Presi, El Palacio Grassalkovich.
Construido en el año 1760 por el conde Anton Grassalkovich, este edifcio fue un gran centro de vida social en el siglo XVIII.
En la Segunda Guerra Mundial el Palacio Grassalkovich se convirtió en la residencia del Presidente de la eventual Republica Eslovaca.
En la actualidad, tras la independencia del país, el edificio ha vuelto a ser nuevamente la sede del Presidente de la República Eslovaca.
La imagen de la fuente pertenece al Jardín de Grassalkovich, un lugar perfecto para pasear y recuperar un poco las fuerzas.
Imagen del perfecto guiri:
Llegado este punto y confiando demasiado en sus ganas de andar, se preguntaron - ¿Dónde vamos? - ¿Qué donde vamos? A la Iglesia Azul - ¿Y eso dónde anda? - Pues en la otra punta de la ciudad - Qué coño, vamos.
Y así fue amigos, treinta minutos andando (ya he dicho que la ciudad se recorre en poco tiempo) para ver una jodida iglesia azul. Pero bueno, el viaje mereció la pena, resultó bastante curiosa al fin y al cabo:
El nombre original de la iglesia es el de "iglesia de Santa Isabel". Construida en 1910, debe su nombre a una princesa húngara.
Foto de equipo:

Aquí decidieron para un poco a merendar antes de comenzar otra ascensión, nada menos que a Slavin, monumento y cementerio de casi 7000 cuerpos del caído Ejército Soviético. Patrimonio de la Humanidad, desde arriba pueden contemplarse las mejores vistas panorámicas del urbanismo bratislavo.
Saludos camaradas:
Como curiosidad, en 2005 el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, visitó Slavín durante el encuentro que sostuvo en Bratislava con George W. Bush. El 4 de abril es el Día de la Liberación de Bratislava y el pueblo y el Presidente rinden honores a los soldados soviéticos caídos.
Vista de la ciudad anocheciendo:
Vista del castillo:
Y, sin más, volvamos a Budapest...

Hasta aquí un relato resumido del viaje de ida y vuelta a Bratislava. Estamos seguros de que nos habremos dejado algunas cosas por ver, pero ahí al menos yo tengo el consuelo de que voy a volver con Laura, como punto de comienzo de la ruta Bratislava - Viena que le estoy preparando. Eso sí, centrándome más en Viena, ya que necesita más tiempo de visita. También estoy seguro de que me habré dejado alguna que otra foto curiosa por subir, y es que no pretendo que esto se convierta en un "tostón", ni para los lectores ni para mí.
Szia!
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