El reportaje de un estudiante erasmus en Budapest

martes, 25 de octubre de 2011

Ecuadorrr!

Ya comenté unas entradas atrás que mi estancia aquí se iba a acortar hasta la mitad, es decir, mi aventura húngara iba a ser finalmente de unos cuatro meses de duración, por lo que podemos decir que estamos prácticamente a la mitad, estando a dos meses de la Natividad de nuestro Señor (amen).
Hoy vengo un poco "calentito" de la calle, por el simple detalle de que he sido a depilarme al mismo sitio al que fui hace cosa de un mes y poco y van y me dicen que no, que allí no me pueden ayudar. ¿Pero qué me estás contando? Pensaba que el nivel de inglés aquí iba a ser mayor pero estoy equivocado, nos quejamos de España, pero aquí ves cada cosa también, sobre todo en las cosas cotidianas, que te produce una mezcla de frustración e impotencia, como esta tarde que he intentado decirle por todos los medios que hace un mes y poco estuve allí y me lo hicieron, pero nada, he tenido que dar media vuelta y volver a casa.

Y la verdad es que poniéndome a analizar mentalmente en el tranvía de vuelta me he dado cuenta de que los húngaros tienen algunas cosas que es para pensar, como diría el gran Job Puig, un gran hombre que conocí en Lituania, que los húngaros "no dan pa' más".

Llevo casi dos meses en un país donde lo mismo vas un día a pelarte y al siguiente de dicen que usted se ha equivocado señor, donde el plato típico son unas papas guisás con carne, algo a lo que aquí llaman "Gulash"; donde dicen que el sueldo medio son unos 400 - 500 euros al mes pero los supermercados y la ropa son más caros que en españa, los coches, productos de informática y tal valen más o menos lo mismo, y aun así los supermercados están siempre llenos y por mucho que te extrañe, los bmw, mercedes y audi abundan por las calles aquineas; donde vas al médico con fiebre y como te despistes acabas ingresado en planta; donde a algunas enfermeras las sacas del "Yes, I can" y les falta tiempo para llamar al cirujano jefe para que las rescate del apuro; donde como le pidas más de dos cosas en el tramo de 5 segundos a cualquier camarera de pub que se precie te suelta una de esas miradas asesinas capaz de tumbar al mismísimo Steven Seagal; donde le cuentas a una tía que te vas de fiesta al Morrison y ella se piensa que es que la estás invitando a salir, y como la saludes más de dos días seguidos ya está enamorada de tí; donde a las 23:00 ya hay gente tirada en la calle vomitando por las aceras; donde hay un cartel en el tranvía que dice algo así como que te pongas las mochilas en la mano, porque hay riesgo de robo; donde NO HAY HIELOS, es más, NO HAY CHINOS, y a los cubatas que te ponen el calificativo de fraude se le queda corto; donde acabas hasta los cojones de beber cerveza de fiesta, y mira qué está buena, pero una cosa es eso y otra muy diferente es el abuso de malta de cebada al que sometes a tu organismo; donde se produce el curioso hecho de que no haya revisores en el tranvía cuando más gente hay y que cuando no hay ni cristo a las 4 de la mañana haya uno por vagón; donde le echan pepino a todo, hasta al puto kebab, que aquí no es kebab, es "gyros pita"; donde el campeón del campeonato nacional de fútbol juega la fase previa de la previa de la previa de la champions; donde no se les da ningún deporte bien, bueno sí, darse de ostias; donde hay 3 Mcdonalds y 4 Burguer Kings por cada 100 metros cuadrados de ciudad; donde en el supermercado cualquier incidente como que la maquinita no pille bien el código de barras puede ser motivo de drama y paralizar el establecimiento durante media tarde; donde se beben la cerveza con pajita y las mujeres beben muy glamourosas algo así como vino con casera, por cierto esto último sin hielo ni nada, además de tener como bebida emblema una cosa llamada "Palinka" que no hay quién se lo beba sin poner peor cara que las camareras del Morrison; donde el sonido más escuchado en la ciuad es el de las sirenas de las ambulancias; donde te dicen en una misma frase tres o cuatro veces "gracias" y "de nada" pero les cuesta entender algo tan básico como "pasen por orden de cola por la otra caja, por favor", donde puedes pronunciar una frase típica húngara como "una cerveza" (egy sör) IGUAL que un húngaro nativo, pero como la camarera te vea cara de NO húngaro por muy bien que lo digas la cara rara que te va a poner no te la quita nadie, además de correr el riesgo de que incluso NO TE ENTIENDA, y repito, la pronunciación de los fonemas de la frase es LA MISMA; donde todos los pisos son enormes (menos el mío); donde al menos, eso sí, el tábaco está barato.
Y, por supuesto, donde estoy pasando una de las épocas más especiales en mi vida.
Por eso y por mucho más: ¡Viva Budapest!

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