Una de las piscinas en pleno apogeo:
Debajo de la rubia podréis encontrar un dominguero posando para la típica foto:
Laura tomando un poco de aire fresco, y es que había momentos en los que era necesario salir del agua caliente un rato:
Acabamos con la yema de los dedos como en esos baños que nos daban nuestras madres de pequeños.
En funcionamiento desde principios del S.XX, se trata del mayor complejo de aguas termales medicinales de Europa. Estas aguas han sido recomendadas e incluso "recetadas" para ciertas enfermedades degenerativas de las articulaciones, inflamaciones y para tratamientos de ortopedia y traumatología. Vamos, que nos hemos pegado un buen repaso.
Estuvimos por allí desde las cinco de la tarde hasta casi las ocho, y las fotos fueron tomadas sobre las cinco y media, aunque parezca que son las diez de la noche. Eso es algo a lo que no termino de acostumbrarme pero que tiene su encanto, que a las cinco de la tarde ya sea casi noche cerrada, y media hora antes se esconda el sol, una extraña experiencia que posiblemente no vaya a tener todos los inviernos de mi vida, por lo que no me queda otra que disfrutar de esta falta de sol, por raro que suene. Ya tendré tiempo de vivir inviernos españoles, no están de más experiencias así alguna vez en tu vida, aunque en realidad aun estamos en otoño...¡La que me espera!
Por lo demás, mañana por la mañana partimos a Viena, donde tenemos pensando pasar una noche, o lo que es lo mismo, dos días. Me han comentado que quizás no sea suficiente para verlo TODO, pero bueno, también llevo algo más de dos meses en Budapest y posiblemente tampoco lo haya visto todo.
Ahora toca dedicarle los días que le quedan a Laura en Budapest para disfrutar al máximo de ella, y por lo que veo ya se está despertando. El lunes o el martes escribiré la crónica del viaje a Viena. Hasta entonces espero que vuestro fin de semana lo paséis, al menos, la mitad de feliz de lo que lo estoy siendo yo ahora mismo.

¿Un bañito?
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