El reportaje de un estudiante erasmus en Budapest

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sin ver el sol

Antes de comentar la 2º parte del viaje a Praga, no puedo evitar publicar esta entrada intercalada, lo que voy a escribir me sale del alma, hoy es uno de esos días:

Salgo a la calle, un día más, Avenida Erzsébet, o Erzsébet Korút como dirían por aquí, prácticamente casi en el centro de la ciudad.
La verdad es que lo tengo todo al lado, es un privilegio vivir en el centro de la capital del país, y solo por 160 euros la mes, que más vas a pedir. Bueno, la verdad es que en estos momentos sí que hay que llevo echando unos días de menos, una sensación que tenía interiorizada y que quizás por ello no lo apreciaba como se merecía, no hablo de otra cosa que salir al mediodía de tu casa y que un rayo incesante, aunque sea para cegarte y recordarte que tenías que haber cogido las gafas de sol, aparezca en lo más alto.
Nuestro querido astro rey.
Con unas temperaturas que llevan sin subir de 0 grados desde hace dos días y el cielo sigue nublado, cuando la noche cerrada llega a las 16:00, cuando cuando olvidas los guantes y tienes que volver a tu casa por ellos, cuando llegas a tu casa y tus compañeros no ponen la calefacción porque dicen que gasta mucho, lo mejor es que te lo dicen con el gorro y la bufanda puestos (dato verídico y echaría fotos para tener pruebas textuales pero resultaría un poco violento). Me cago en la hostia compis, si les he tenido que decir que yo les pago algo más de porcentaje en la próxima factura y todo, pero que no la quiten en todo el día, porque ahora mismo estoy escribiendo esto con las manos heladas. Y no es que sean precisamente de Finlandia, que son portugueses, así que no entiendo nada.

Conozco a gente a la que esto le hace ilusión, o gente que desde España me dicen que "qué guay, tiene que ser curioso vivir eso", hombre, curioso es, para qué nos vamos a engañar.


¿Qué curioso eh?

Como iba diciendo, hay gente que valora positivamente esta experiencia, no seré yo el que diga que no, porque en el fondo está bien vivir algo así en tu propia piel, tener una curiosa historia que contar a las próximas generaciones. Decir, "sí, ahí estuve yo sufriendo el crudo invierno en mis carnes". Si en realidad esto lo estoy escribiendo medio sonriendo y todo e incluso con algo de nostalgia porque estoy viendo que me voy a ir de aquí y no voy a experimentar eso de escurrirme en la nieva
e como buen cateto que se precie, porque hace frío "do caralho", como dirían mis compis, pero llevo aquí un tiempo considerable ya y no he visto caer una gota, ni de agua ni de nieve.
Me estoy yendo por las ramas, yo venía a decir algo muy simple: echo de menos el sol.
Sí, soy algo repetitivo, pero ya os digo, lo echo de menos.
Hoy he ido a almorzar a un restaurante español del que ya hablaré en una próxima entrada, y la verdad, todo lo que he vivido dentro era español al máximo: salmorejito, unas bravas, rabo de toro incluso, pero en cuanto das el primer paso en el exterior vuelves a la cruda realidad. Manos al bolsillo, cabeza gacha y vaho constante, el crudo OTOÑO. No me quiero imaginar cómo será el invierno.

Niebla constante, cielo gris, el paisaje perfecto para un depresivo. Menos mal que al menos soy feliz, como me deje la novia y se me muera el gato no voy a poder evitar echarme a llorar cada vez que mire al horizonte.
Ya experimentar un paisaje similar en Praga, como se puede apreciar en las fotos, pero era algo que contaba como anecdótico, para reir desde la distancia, pero ahora me está tocando vivirlo a diario.

Hay gente que cuando puede pensar que soy un delicado, que me sacan de España y ya estoy deseando volver, que esto era algo que ya sabía, que aquí iba a hacer un frío de la leche. Pues no, yo nunca había experimentado algo así, un contexto tal que éste me afecta demasiado. Llevo en invierno desde mediados de octubre, ahora más que nunca agradezco ese billete que me acabo de comprar para volver a España el 14 de diciembre. Un billete que tendrá vuelta, ya que en enero tengo que volver a hacer cuatro exámenes, así que estaré aqui de nuevo durante unas dos semanas, y llegará mi vuelta definita a mi querida Andalucía.

Con esto no quiere decir que no esté bien aquí ni mucho menos en el resto de aspectos de mi vida, me lo sigo pasando de lujo cada vez que salgo, he conocido a gente que merece mucho la pena pero que sintiéndolo mucho voy a dejar de ver en unas semanas, me están felicitando los profesores en todas las exposiciones que estoy haciendo, estoy en uno de mis mejores momentos con Laura aunque estemos distanciados, con la familia de maravilla, etc. Pero, coño, hace mucho frío.

Sin más, estoy pasando los peores días desde que llegué aquí en lo que a clima se refiere, y lo peor es que no tiene pinta de cambiar en muuuchos días. Así que no me queda otra que abrigarme bien, caminar lo más recto posible e incluso, a unas malas, aficionarme al Vodka.

Un frío abrazo.



Y eso que todavía no estamos así...

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