Antes de empezar a comentar esta visita, comentaré el por qué de la visita. Los miércoles y los viernes no tengo clase, y como la mayoría de los viernes estaré lamentándome de por qué salí el jueves, tengo el miércoles como día libre para organizar un poco mi vida en general, porque aunque tenga pocos días de clase, los que tengo los suelo tener bastante ajetreados. Parte de esta vida la compone mi "vida cultural", y elegí como destino de hoy la Sinagoga para posteriormente continuar hacia el Mercado Central, cuya visita se canceló cuando se me vino a la memoria el tema del nazismo y tal mientras echaba fotos a la Sinagoga.
La Sinagoga de Budapest es la mayor sinagoga europea y la segunda del mundo, por detrás de la de Jerusalén. El estilo predominante de la sinagoga es el morisco, aunque también combina toques bizantinos, románticos y góticos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis hicieron de los alrededores de la sinagoga un ghetto judío que posteriormente se convirtió en un campo de concentración. Desde este lugar, muchos judíos fueron enviados a los campos de exterminio nazi. Miles de refugiados que sobrevivieron al exterminio se hacinaban aquí, pero aun así encontraban la muerte ante las bajas temperaturas del invierno. Sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio de la Sinagoga. Testimonio realmente demoledor.
Tras su evacuación, las tropas alemanas lo utilizaron como un establo para caballos, quemando en ocasiones los textos sagrados para mantener caliente al ganado.
Fotos del exterior:
No llegué a entrar al interior, puesto que había que pagar una determinada cantidad de florines que quería reservar para mi visita a la Casa del Terror. Aun así, dejo algunas imágenes de archivo:


Algunas imágenes de los alrededores de la Sinagoga, pertenecientes al barrio judío:
Parte posterior de la Sinagoga:
Dentro del recinto de la Sinagoga, en el jardín exterior, podemos encontrar el cementerio judío y el Árbol de la Vida, una escultura similar a un sauce llorón en el que cada hoja lleva escrita el nombre de un judío asesinado durante el Holocausto:
Se me vino a la memoria la visita a La Casa del Terror justo en el momento en el que ví esta cultura del cementerio, así que decidí coger el metro dirección Andrássy y pagar los cerca de 3 euros que costaba la entrada (el doble para no estudiantes).
Fue inaugurada en el año 2002 y su terrorífica temática se divide en dos: nazismo y comunismo.
El museo se divide en tres plantas, contando el sótano, la parte más realista de la visita, ya que aquí aun se conservan las celdas de aslamiento y las salas de interrogatorio tal y se utilizaron en aquellos terribles años.
Es una lástima que las únicas fotos que haya podido hacer hayan sido de la entrada y de mis primeros pasos por allí, y es que un amable empleado se seguridad me dijo al poco rato de estar allí que nanai, que nada de fotos, así que sin plantarle oposición guardé obedientemente la cámara. Lo único que he podido inmortalizar ha sido esto:
"Bienvenida" al museo:
Una de las primeras joyitas que se ven nada más entrar:

Ya puse una foto muy similar en una entrada anterior. No deja de impactarme:
Algunos de estos teléfonos sonaban durante la visita, si lo cogías podías escuchar una voz en húngaro que sonaba a algo así como un discurso político bastante acojonante:
Uno de los tantos vídeos que había en la sala:
Documentos bizarros varios:
Terror fascista:
Terror comunista:
Dicen las malas lenguas que el museo no trata los dos tipos de regímenes por igual, que hay más cosas de tal o más de cual, pero claro, ese será siempre el eterno debate extremista. Para mí que he estado allí y que aborrezco los dos extremos, me ha parecido igual de vergonzante el facista como el comunista, y los dos me han dejado el mismo mal cuerpo. No he contado si hay más pantallitas, más cuadros, más uniformes, etc. fascistas o comunistas. Creo que eso es lo de menos.
Lo que sí puedo recordar son los escalofríos que han recorrido mi cuerpo a cada paso que daba por este lugar. Mientras una música que ponía los pelos de gallina se instalaba dentro de mí y propiciaban un ambiente aun más estremecedor, empecé a recorrer con espanto todas las salas del museo. Encontraba salas con telégrafos de la época, escritorios que daban realismo a la situación con el flexo encendido y papeles antiguos por encima, como si el comandante de turno hubiera salido un momento, taquillas con uniformes nazis y comunistas, diferentes fotos y vídeos, paredes escritas con los nombres y algunas fotos de las víctimas...esto era algo así como, dentro de lo malo, lo más "light".
Algunas fotos de la red:

Lo peor de la visita viene cuando entras en el ascensor que te lleva al sótano. Nada más empezar a descender, se ilumina en la pared una pantalla donde se puede ver a un hombre hablando. Habla en húngaro pero el vídeo está subtitulado al inglés. De lo que pude "pillar", nos transmite incomprensión, el hombre no puede explicarse el por qué de tanto sufrimiento, cómo es posible que el ser humano pueda llegar hasta tal extremo..., y es que en el sótano encontramos diferentes celdas: una donde se puede escuchar un goteo incesante, una tórtura que llevaba a la locura..., otra donde se podía ver algo más de un palmo de agua, donde obligaban a los prisioneros a sentarse y mantenerse mojados, otra donde era imposible mantenerse de pie...; he tenido la oportunidad de entrar en alguna de ellas y he podido revivir, por unos segundos, la angustia que otros hombres años atrás tuvieron que soportar durante días, o quién sabe cuánto.
Cuando descubres que todo esto que has visto expuesto en un museo lo ha tenido que sufrir una determinada generación de la Humanidad, y que todo esto es historia REAL, que ha pasado, que se ha sufrido, hasta la persona menos sensible no puede evitar tragar saliva por un momento y conmoverse.
Me habría encantado echar fotos en cada una de ellas, pero me tengo que conformar con lo que poco que encuentro por Internet:

Sobran las palabras.
La parte baja de la fachada está repleta de fotos de diversas víctimas de esta barbarie humana, venga de izquierdas o de derechas:
Miles de víctimas inocentes que por casualidades de la vida acabaron aquí. A veces no nos damos cuenta de lo afortunados que estamos siendo. Nos quejamos de crisis, de salarios bajos, precios altos, pero ¿Algunas vez nos hemos tenido que quejar por pasarnos una semana entera sin ver la luz del día y sin ni siquiera poder ponernos de pie o secarnos la ropa?
Sí, tenéis razón, esta visita me ha conmovido demasiado. Quizás esa sea su función, pero cuando te das cuenta de que esto es solo una pequeña parte de toda la atrocidad que supusieron tanto el totalitarismo nazi como el comunista..., lo único que puedes hacer es dar gracias al destino de que solo estés contando esto por haber pagado 900 florines a una amable señorita en la entrada.
Como anécdota, decir que a la salida del edificio me he encontrado con una reivindicación por la libertad del pueblo palestino. ¿Qué cosas tiene la vida, no? El ser humano nunca cambiará.
Aquí el segurata le está pidiendo "amablemente" que retire el cartel y lo ponga a unos escasos metros de la entrada del edificio:
Caprichos del destino, cuando pensaba que estas cosas venían provocadas por la ignorancia de otros tiempos, me encuentro con que aun en pleno Siglo XXI tenemos que aguantar totalitarismos y guerras absurdas.
Borzasztló (terrible)
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