Presumía de ser un hombre fuerte, viajero, al que no le importaban las circunstancias. Me jactaba de decir que soy capaz de llevar una relación sin problema en la distancia, que eso hoy en día no es problema, que el amor todo lo supera. Y sí, es cierto, porque mi amor por ella no ha hecho sino aumentar en el tiempo que llevo aquí. Pero he de decir que si hay algo peor que la distancia, es el tiempo, el contar los días que faltan para volver a verla.
Ya hay fecha para tal cita: 26 de octubre. La mujer de mi vida va a pasar nada menos que doce días conmigo, en Budapest. El hecho de saber esto es un arma de doble filo, ya que, por un lado, es una motivación especial para seguir aquí un mes de puta madre, pensando que quedan días para que venga. Pero, por el otro, el hecho de contar los días es algo que me obsesiona, porque quiero verla YA.
La beca Erasmus es una oportunidad de oro para cualquier estudiante que se precie, no todo el mundo tiene o tuvo la oportunidad cuando estudió de irse una temporada al extranjero. El "irte" comprende varias categorías dignas de comentar, como conocer gente de otras nacionalidades, lo que implica practicar el inglés, conocer otro país, otra cultura..., y si a todo esto le sumas que me encuentro en una de la capitales europeas con más encanto, todo resulta mucho más fácil.
Pero claro, cuando dejas a una persona a la que quieres tanto en tu país de origen, cuando piensas todos los días en ella, cuando cada vez que hablas no puedes evitar que se te caiga alguna lagrimilla de lo tanto que la echas de menos..., en definitiva, cuando termina por convertirse en algo que no es sano, es cuando te planteas si de verdad eres tan fuerte como pensabas.
Algunos pensaréis que estoy loco, que con veintiún años no es razonable que diga todas estas cosas, y que utilice términos como "amor de mi vida" o "lagrimilla". Si es así, bendita locura, quiero sentirme así de loco toda mi vida. Para mí es una suerte que con esta edad tenga tan claro lo que siento. Para algunos puede sonar a inmadurez, pero para mí es un signo de madurez bestial.
¿Que me voy a perder muchas cosas o muchos viajes por sentir lo que siento? Yo diría que no, creo que no hay nada más maravillosa que conocer mundo junto a la persona que quieres. Tengo muy claro que si me tengo que ir alguna vez más haré todo lo que pueda para que ella venga conmigo, y, si es al revés, para irme yo con ella.
¿Que éste no es el espíritu Erasmus? No sé en qué punto de la convocatoria viene definido esto, aun no he encontrado nada que me diga que la mentalidad de la beca es ponerse hasta el culo y comerle la oreja a una polaca gorda.
Mi espíritu Erasmus está siendo claro: andar mucho, ver mucho, martillear la lengua inglesa con mis "Du yu nou" and "veri güel", y también salir y beber bastante, por qué no decirlo, pero siempre teniendo presente lo que siento y sin diferenciar España del extranjero en ese aspecto.
Mi fiel amigo Skype está siendo mi puente de comunicación con España, al igual que para miles o millones de personas más. Esa pantallita donde puedo ver una imagen en directo de mi novia me mata cada día más. Siempre que acabo la conversación con ella se me queda una sensación muy extraña en el cuerpo. Con esta carita como para no emocionarse...

Es la primera vez en mi vida que estoy poniendo tanto de mi parte en una relación, de amistad o amorosa en este caso. Pienso que cuando quieres a alguien tienes que ponerlo todo para que salga bien, y que si algo se tuerce en un futuro, por lo menos que no te quedes con la cosa de que tú no has hecho las cosas bien. Eso es lo más importante, que "por tí que no haya sido". Quizás esto lo esté diciendo porque es mi primera relación seria y voy con una motivación que te cagas, pero para mí es un honor tener mi primera relación de esta magnitud con veintiún años, cuando eres verdaderamente una persona adulta, cuando has vivido y has conocido de todo, cuando te han contado o incluso has vivido historias rompedoras muy de cerca, cosas como años de relación tirados por la borda a pocos meses de la boda, incluso con hipotecas que se quedan en el aire; amores que parecían perfectos pero que escondían largos meses o incluso años de engaño..., historias que desanimarían al mismo Romeo.
Soy consciente de todo ello, pero ya lo he dicho, por mí que no sea. Si algo falla estoy seguro de que no me habré arrepentido de nada, y que me he actuado en base a lo que sentía en ese momento, sin pensar en el futuro o reparar en el pasado.
Sin más, creo que ya he sido demasiado cursi por hoy. Antes de entrar a comentar mi vida en la Universidad o en la noche aquiscense, era necesario esta entrada recordatoria a alguien que en estos días solo ha leído cosas como "bueno cariño me voy que he quedado" o "vaya fiestón había ayer en Budapest".
¡Te quiero!
Siempre juntos (mindig együtt)
No hay comentarios:
Publicar un comentario